2015: menos propósitos y más voluntad para cumplirlos.

Cada año que empieza renovamos largas listas de propósitos que muy pronto acaban arrinconadas y que ni siquiera nos molestamos en verificar una vez transcurridos los 365 reglamentarios días. 

El problema con tales listas es que la euforia de cada nuevo comienzo, si no es debidamente contrastada con nuestros errores u omisiones pasados, nos lleva una y otra vez a un ilusorio punto de partida. Por esta razón, sugiero reducir el catálogo de buenas intenciones y reforzar nuestra voluntad para su cumplimiento. 

Aquí va mi propuesta:

  1. Sonríe MUCHO más y sé constante en tu cordialidad.
  2. Desarrolla más autocrítica y mucha más energía para corregir los errores propios.
  3. Trata de meterte mucho más en la piel ajena antes de despellejar con tu crítica.
  4. Lo bueno cuesta. Debe costar para saber valorarlo en su justa medida. Haz que te cueste.
  5.  Atente con rigurosa disciplina a los propósitos anteriores y pronto verás los resultados.

Ah, y como siempre les digo: aunque el ascenso sea duro, Never Surrender.

Que tengan un muy potente y voluntarioso comienzo de año.

Feliz Lentejera Navidad

Desde el calor del hogar, les deseo unas felices fiestas.

Háganme el favor: consuman con moderación, inviertan con sentido pero derrochen todo el amor posible. Sean generosos sin esperar nada, olviden la puñetera crisis, recuerden a los menos afortunados y esperen siempre lo mejor del futuro.

Y ya saben: ésta es su casa. Hace mucho frío ahí fuera, así que pasen, pasen...

Incentivos Vs trabajo burocrático: una compleja "ciencia"

Hace una semana publicaba en Sintetia una reflexión sobre la insuficiencia del incentivo económico cuando nos hallamos ante un trabajo rutinario en las trincheras amedministrativas. Factores tales como que demuestren aprecio por nuestro trabajo, mantener una buena relación con nuestros jefes, desempeñar una labor gratificante, tener un espacio de trabajo agradable, y la existencia de otros beneficios no pecuniarios, pesan tanto o más que la pura retribución económica. La clave está en que la gente que trabaja en la empresa perciba que está mejor formando parte de ella.