Un ejemplo de BUEN artículo sobre finanzas

Hace unos días compartí con ustedes un ejemplo de cómo NO debe escribirse un artículo sobre finanzas, a propósito de una reflexión de Antonio de Miguel ("Escribir textos económicos comprensibles es posible y más necesario que nunca").

Hoy, para compensar, quisiera recomendarles un artículo que ejemplifica todo lo contrario. Se trata de una entrada recientemente publicada bajo seudónimo en el blog Nada es Gratis, con el título de "La política económica como Dios manda". Un post brillante, ameno y muy bien trabajado, que cumple con los requisitos que Antonio de Miguel reclama para cualquier texto económico:

Para escribir un texto económico bueno, que cale en el lector, que le abra la mente a los conceptos es necesario ilustrar, manejar acertadamente las metáforas, las comparaciones… y los demás instrumentos del lenguaje que convierten un escrito en literario. Quienes escriben de economía y finanzas deben esforzarse en dotarles de ritmo, de cadencia y de una estructura consecuente que, como el estribillo de una canción, se cuele en la cabeza del lector. Sin olvidar su fin último: la didáctica.

Disfruten con su lectura. Trabajos así son difíciles de encontrar en la divulgación económica cotidiana.

 

Un ejemplo de cómo NO debe escribirse un artículo sobre finanzas

Hace unos días, mi apreciado Antonio de Miguel escribió un excelente artículo en su blog En el Fondo de mi Bolsillo, titulado "Escribir textos económicos comprensibles es posible y más necesario que nunca". Antonio comenzaba su entrada con esta afirmación que comparto en su totalidad:

Lo normal es que los escritos de economía sean aburridos, redactados en una jerga incomprensible. Las exposiciones que pueblan diarios, libros, páginas webs y blogs financieros se amparan en el academicismo más rancio. Suelen estar repletos de tecnicismos oscuros, ajenos al más común del lenguaje ciudadano. También adolecen de un exceso de anglicismos y de conceptos reducidos a siglas casi jeroglíficas.

Resultado: El lector al que queremos interesar, seducir o convencer se cansa antes de terminar.

Ayer encontré en Cotizalia un ejemplo perfecto de este tipo de textos al que se refiere Antonio. Se titula "Los Pilares de la Inversión" y está escrito por Daniel J. Ivascyn, Group Chief Investment Officer en PIMCO, al que supongo un gran experto en inversión pero que resulta un desastre en divulgación financiera escrita.

Si el artículo original en inglés  es ya de por sí un monumento a la inanidad,  la horrísona traducción al español termina por dar la puntilla al texto, convirtiéndolo en un "publireportaje cabalístico sin edición ni corrección mínima de estilo", como tan bien comentó Imma Turbau en mi timeline de Twitter. Para muestra, un botón:

El pasado mes de mayo actualizamos nuestras perspectivas a través de la expresión de La Nueva Neutral, con la que sintetizamos nuestra hipótesis de unos tipos de interés oficiales neutrales más bajos en todo el mundo desarrollado, que seguirán brindando un importante anclaje a la valoración secular de todas las clases de activos. No obstante, será inevitable que se produzcan desviaciones cíclicas en torno a la neutral, por lo que resultará igualmente crítico comprender cómo divergen las tendencias de crecimiento e inflación de unas regiones a otras.

¿Se puede transmitir menos con tantas palabras? Si el autor del artículo y Cotizalia perseguían algún objetivo concreto con su publicación, nos gustaría saber cuál es, aparte de provocar la estupefacción y la huida del lector.  

Siguiendo con Antonio de Miguel:

Los buenos textos de economía tienen que beberse sin esfuerzo, paladearse con gusto en la mente del lector. Tienen que dar la sensación de que se han escrito sin sudor, igual que cuando degustamos un buen vino no percibimos el meticuloso trabajo de maduración que lleva la uva previamente.

De la misma forma, la materia prima de un buen caldo financiero, las palabras, tienen que pasar por un selectivo proceso maduración. Deben llevar la impronta del enólogo. Ese toque personal que hace que ese escrito sobre finanzas sea distinto de los demás, alejando toda duda al lector de que se ha utilizado “copia y pega” de jerga improductiva.

Resultado: Escribir bien de economía o finanzas, en correcto español, es posible y se puede aprender.

Esperemos que el señor Ivascyn se de por enterado para próximas comunicaciones. En cualquier caso, basta con que empiece a tomar lecciones de los mejores. De hecho, tiene a uno de ellos en su casa.